Querido amor:
Hoy hace un año que te
fuiste, no dejo de pensar en ti. Es difícil llevar todo sola.
La casa se me cae
encima al ver que no estás. Los niños están un poco mejor pero Miguel no se
hace a la idea de que no le leas un cuento cada noche, sin embargo, Sara está
mejorando bastante y ya no es la niña de 14 años que era antes, intenta ayudarme en todo lo que puede, la
verdad es que está madurando cada vez más.
Creo que nos vamos a
mudar a la ciudad, vivir en el pueblo ha perdido su encanto sin ti. Cuando voy
por la calle las vecinas salen a la ventana y me miran con desprecio, ellas no
entienden que la gente debe rehacer su vida y salir a la calle, aunque sea a
disfrutar del agradable tiempo que hace siempre en el pueblo.
Aquí nadie me comprende,
nadie entiende el dolor que siento al intentar sacar hacia adelante a una
familia tras haber perdido a mi verdadero amor, apoyo, compañero…
Hay noches en las que
me levanto gritando porque tengo pesadillas con aquel accidente en el que te
perdí, pero eso se ha acabado amor.
Te escribo esta carta
porque quiero cambiar mi vida, quiero irme de este pueblo y al comenzar mi vida
en la ciudad que todo cambie, que no haya nadie que pueda criticar mi situación.
No quiero más miradas desagradables, ni más cuchicheos en cuanto me doy la
vuelta, también quiero cambiar de casa porque aquí todo me recuerda a ti.
Te seguiré echando de
menos pero quiero conseguir volver a ser feliz. Aunque siga ahí tu recuerdo,
quiero que ese recuerdo sea solo bueno y que me des fuerzas desde ahí arriba.
Te quiero amor.
Hasta siempre.
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