Hasta aquí todo bien. El problema aparece cuando un deporte las personas lo convierten en machismo, homofobia, xenofobia, y trifulcas y tanganas.
Esto no sucede solamente en los partidos profesionales, sino que también en partidos de niños, de sea la edad que sea suceden estas barbaridades.
He llegado a ver partidos de niños de siete años en los que los padres y las madres insultaban a los niños del equipo contrario, o incluso he llegado a oír decir los padres a los hijos que pegasen patadas o empujasen a sus contrarios.
Parece que las personas olvidan que son niños y lo único que quieren es divertirse.
Al igual que los padres cuando llegan sus hijos de jugar un partido lo primero que preguntan es: ¿Habéis ganado? o ¿cómo habéis quedado?.
Creo que lo primero que deberían hacer los padres es preguntar a sus hijos si se lo han pasado bien, y si han disfrutado.
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